La historia de Joey

Diagnóstico: Enfermedad de Coats

En diciembre de 2020, Mike y Pam llevaron a su hijo Joey a su visita de control de seis años. Durante el examen, el médico se dio cuenta de que Joey podría necesitar gafas y les envió a ver a un oftalmólogo. Sin alarmarse por esta noticia, la familia esperó pacientemente durante dos meses hasta que pudieron acudir para la derivación.

El examen comenzó con una simple tabla optométrica. El médico primero cubrió el ojo izquierdo de Joey y le dijo que leyera las letras. Joey respondió: "No veo". Como es un poco bromista, todos supusieron que estaba bromeando. A continuación, el médico le tapó el ojo derecho a Joey y éste dijo fácilmente todas las letras de arriba a abajo. Cuando el médico volvió a cubrirle el izquierdo Joey se limitó a contestar con un "no veo". Pam estaba sorprendida. No tenía ni idea de que su hijo no tuviera visión en este ojo.

El oftalmólogo también estaba preocupado y realizó diversas pruebas y tomó muchas exploraciones del ojo de Joey. Pam dijo que la visita duró más de cuatro horas. Al final, le dijeron que la pérdida de visión de Joey se debía posiblemente a la enfermedad de Coats. La enfermedad de Coats es una rara enfermedad ocular congénita en la que los vasos sanguíneos situados detrás de la retina filtran líquido al ojo, que se acumula y hace que la retina se desprenda con el tiempo. Aunque la enfermedad de Coats no es curable, se puede tratar. Los niños fueron enviados a ver a la Dra. Cynthia Toth en el Departamento de Oftalmología de la Universidad de Duke para una evaluación adicional.

Una vez en Duke, Joey tuvo su primer examen. Le hicieron una evaluación total bajo anestesia en la que se confirmó la enfermedad de Coats. Joey también recibió terapia láser y criogénica para cerrar los vasos de su ojo, así como un esteroide. Unas dos semanas después de estos procedimientos, Joey fue capaz de tener visibilidad parcial en su ojo Coats donde puede ver formas y sombras. Joey recibirá otra ronda de cirugía ocular con láser en agosto y luego será controlado cada seis meses y tratado según sea necesario. 

A pesar de todo, Joey ha seguido siendo un niño de seis años muy activo, feliz y lleno de energía. Le encanta la Patrulla Canina y los Monster Trucks. Su madre dice que siempre está en movimiento... nunca se sabría que tiene algún problema visual. 

Mirando hacia atrás, Mike y Pam han encontrado algunas fotos en las que Joey exhibía el resplandor. En ese momento, no sabían que era un signo de algo más. Esperan que al compartir su historia enseñen a otros padres a buscar el resplandor en las fotos de sus hijos, ya que puede ser la única señal de que hay algún problema visual. Los niños rara vez se dan cuenta de que están perdiendo la visión con la enfermedad de Coats, ya que el cambio es gradual y el otro ojo lo compensa. Muy a menudo, el resplandor es el único signo que ayuda a informar a los padres sobre este tipo de problemas de visión.